CRÓNICA: 22° NIPPON CONNECTION [2ª PARTE]
Este año tuvimos el placer de volver a cubrir el Nippon Connection, uno de los certámenes especializados en la cinematografía japonesa más importantes de occidente.
El certamen se celebró del 24 al 29 de mayo en las localidades alemanas de Frankfurt. No obstante, también hubo una pequeña selección de su programación que se pudo disfrutar en formato online del 30 de mayo al 6 de junio.
Tras la anterior entrega, hoy seguimos con el relato de nuestra experiencia en el 22º Nippon Connection. Sin más preámbulo, toma asiento y sumérgete con nosotros en esta crónica.
"Melting Sounds" es la nueva película de Kahori Higashi ("Saturday Laundry", "Nana-chan", "Oh Mein Gott"), protagonizada por los músicos Xiangyu y Keiichi Suzuki junto a Amon Hirai, Umeno Uno y Satoshi Sakata.
El film se estrenó el 17 de julio gracias a una campaña de crowfunding en Motion Gallery, tras su paso por MOOSIC LAB y Osaka Asian Film Festival.
La historia gira en torno a un anciano vagabundo llamado Take que, con la ayuda de unos jóvenes, se dedica a grabar sonidos urbanos cotidianos para una "Tumba Sonora".
Su premiere mundial en MOOSIC LAB —festival valedor de nuevos talentos jovenes de la escena musical y cinematográfica— fue el lugar idóneo para la construcción de este revitalizador depositario de la memoria colectiva, cuyas confluencias gastronómicas y sonoras se funden en un ente único vertebrador de los recuerdos de los que ya no están y de toda su esencia perecedera.
La forma de capturar los sonidos —al más puro estilo ASMR, como ya se vió en el increíble corto "WAO"— resignifica su elección actoral desde la música. La joven promesa Xiangyu y la experimentada leyenda Keiichi Suzuki convergen ambas carreras musicales y vitales, aunando juventud y sabiduría con el pasado y el presente. Sin olvidar, la superlativa aportación de Amon Hirai, quien desde su ingenuidad, dota de una naturalidad desbordante a su exposición.
Otro punto a destacar es la portentosa fotografía realizada por Masaya Suzuki. Ya sólo con mirar atrás en la filmografía anterior del cinematógrafo, con obras de calidad cuestionable como "Kiss Him, Not Me!", ya merece todos los reconocimientos del mundo por haber conseguido superar esa saturación sistémica de ese tipo de obras. Ese cambio se ejemplariza en la sencillez inherente en los espacios que representan cada uno de sus planos aletargados.
"A Madder Red" es la nueva película de Yuya Ishii ("Angel Of Asia", "All The Things We Never Said"), protagonizada por Machiko Ono junto a Masatoshi Nagase, Iori Wada, Yuki Katayama y Joe Odagiri.
El film, estrenado en Japón el 21 de mayo, ha sido premiado en los Fumiko Yamaji, Hochi, Tama, Osaka Cinema Festival, Yokohama Film Festival, Mainichi y Kinema Junpo.
Ryoko es una viuda que perdió a su esposo en un fatal accidente de tráfico causado por un burócrata de la élite hace siete años. Ahora vive con su hijo Junpei y trabaja a tiempo parcial en una floristería y en un prostíbulo.
Debido a sus numerosos gastos, entre los que está pagar el asilo de su suegro, tiene serios problemas para llegar a fin de mes. La familia del burócrata todavía no se ha disculpado por el accidente y Ryoko aún le guarda rencor.
Un día, Ryoko se encuentra con su antiguo compañero de secundaria, Kumaki, del que se enamora. Ella le cree cuando le promete ocuparse de ella y abandona el prostíbulo. Mientras tanto, a Kei, ex-colega de Ryoko, por quien Junpei siente algo, se le diagnostica un cáncer terminal.
Para empeorar las cosas, Ryoko se entera de que Kumaki en realidad tiene esposa e hijo, y sólo la ve como una distracción. Esta serie de injusticias y tragedias finalmente enciende la ira de Ryoko...
Yuya Ishii, pese a su reciente incursión a terrenos más comerciales, vuelve en perfecto estado de gracia a las problemáticas adultas que adolecen a la sociedad japonesa. Se adentra en las sendas comunes de "Tokyo Night Sky Is Always the Densest Shade of Blue" al volver a contar con la primorosa fotografía de Yoichi Kamakari.
Su ambientación dentro de los tiempos convulsos originados por la pandemia del COVID-19 sirve para ejemplarizar su sistema arcaico de valores patriarcales, marcado por su corrupción sistémica.
El papel de la mujer no es un mero reclamo sexual y su valor va más allá de lo marital o maternal. Ante todo, son personas que, pese a sus equivocaciones, sólo buscan el amor, sin importar el sacrificio y su sufrimiento.
La interpretación configura la narración gracias al descomunal trabajo actoral de Machiko Ono, ofreciendo no sólo uno de los mejores papeles de su grandiosa carrera, sino posiblemente de todo el pasado año —a pesar del la injusticia cometida en la pasada edición por La Academia Japonesa de Cine—.
A pesar de contar con grandes nombres como Masatoshi Nagase o Joe Odagiri, la brillantez del reparto secundario reside en la inocencia descarnada de los debutantes Iori Wada y Yuki Katayama.
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