BUCK-TICK: CÓMO UNA BANDA DE J-ROCK CAMBIÓ MI VIDA

Nuestra colaboradora Saya DeLarge regresa con un nuevo artículo donde nos abre su corazón y nos cuenta cuán especial es BUCK-TICK en su vida.  

¡Aquí os dejamos con su reflexión!

Era el año 2000, cuando mis padres decidieron tomar caminos diferentes y terminar su vida marital. Para ese entonces, tenía un odio tan grande que haría ver a Light Yagami como un chico inofensivo y devoraba cuanto alimento se me cruzara en el camino, con tal de llenar el vacío que sentía —y apenas tenía 11 años—.

De repente, apareció el anime que cambiaría mi vida por completo no sólo en el ámbito filosófico, incluyendo mi perspectiva de la vida, y enriquecería por completo mi universo de música japonesa. "XXXHOLIC" era su nombre y su segundo ending, "Kagerô", era una bocanada de aire fresco dispuesta a cambiar mi existencia para bien.

Aunque mi nivel de japonés era inexistente, sentí que el cantante me invitaba a un mundo lleno de sueños y esperanzas —en cambio otros, lo veían algo oscuro—. Desde entonces me convertí en su más ferviente fan y empecé a investigar todo lo relacionado a la historia de los integrantes: Imai Hisashi, el guitarrista andrógino que baila de forma hipnótica; Yutaka Higuchi, el bajista kawaii lleno de alegría; Hidehiko Hoshino, el guitarrista rítmico, el digno representante de la serenidad; Toll Yagami —hermano de Yutaka—, encargado de darle energía a las canciones con su batería; y la cereza del pastel, Atsushi Sakurai, el misterioso cantante amante de los gatos.

De izda. a dcha.: Toll Yagami (batería), Yutaka Higuchi (bajo), Atushi Sakurai (voz), Imai Hisashi (guitarra) y Hidehiko Hoshino (guitarra).

Sin darme cuenta, armaba outfits teniendo como inspiración al vocalista, investigaba los libros que sirvieron como fuente de inspiración a sus canciones futuristas y revolucionarias —ejemplo de ello es "Rakuen", cuyas letras contienen fragmentos del Corán—, buscaba en los clubs de fans las traducciones de sus numerosas entrevistas y claro está, las letras de sus canciones llenas de poesía.

Poco a poco, empecé a darme cuenta de que tenía muchas cosas en común, debido a su filosofía de vida, sin máscaras ni falsos adornos. Gracias a ellos, descubrí la belleza de las cosas perecederas debido a que la premisa “todo es eterno” estaba muy presente en mis relaciones con las personas. Y así, mi búsqueda me llevó a las series de anime con temáticas complejas y sensibles, las cuales encajaban a la perfección con la estética dark y romántica tan presente en sus integrantes. Ejemplo de ello eran "Nightwalker", "Trinity Blood" y "Shiki".

El álbum "13kai wa Gekkô" fue mi carta de presentación que me arrastró al universo gótico y onírico que tanto anhelaba, cuyas presentaciones en directo fusionaban el mundo circense con el teatro oscuro, gracias a la intervención de una delicada bailarina y un payaso con personalidad de pierrot.

Paso a paso, este reino comenzaba a tomar forma hasta consolidarse en un baile lleno de caos y claridad, elementos consolidados con instrumentos melancólicos y a la vez estruendosos como el piano, el órgano, la guitarra eléctrica, el bajo y la siempre potente batería. Al llegar a este punto, la voz desgarradora y a la vez suplicante del vocalista termina de unir todas las piezas del siniestro montaje. Con toda honestidad, las palabras no me alcanzan para describir una puesta en escena tan delirante como icónica, desde mi punto de vista. Por esta razón, les recomiendo ver el concierto "13th floor with Diana" en YouTube, estoy segura de que lo disfrutarán tanto como yo.

Ahora, la banda ha crecido en los ámbitos intelectual y artístico con trabajos como "Sexy Stream Liner", "Yume Miru Uchû", "Razzle Dazzle", "Arui wa Anarchy", "Atom Mirai wa N° 9" y "N° 0", por mencionar algunos —mencionaría todos, pero sería genial que los descubrieran por su cuenta—.

Cabe concluir que me alegra seguir caminando junto a BUCK-TICK, ya que ellos son los responsables de otorgarme fuerza para afrontar las dificultades y salir adelante con una sonrisa.

Autora: Saya DeLarge

Y aquí concluye la reflexión de nuestra colaboradora. ¿Qué os parece? ¡Dejadnos vuestra opinión en los comentarios!